jueves, 4 de abril de 2013

Juan José Rodinás - SIMPÁTICA PERSONA RECICLABLE



MUESTRA POÉTICA 
de algunos títulos que aparecerán en la tercera edición del SumpaVive2013, bajo el selloMARIMACHAS CARTONERAS, en la colección REINAS&DIVINAS:


2.- Juan José Rodinás - SIMPÁTICA PERSONA RECICLABLE 





TANGO DEL DIVORCIADO
                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

Hay días en que la muerte se explica sin suceder & no sucede
aún y todavía sin proyectos, como un caballo rojo
afuera de un hipódromo demolido hace muy poco.
Bajo el mismo precepto de quemar árboles y reses,
la mujer que nombramos ayer no reside en su nombre
(donde los enjambres de avispas inundaban los párpados).
Algo como un sol se ha quebrado y aparece, seudopaisaje,
estrella weirdo, actriz secundaria de película indy,
delgada como nunca & brillos falsos. Bienvenida persona
que no amamos o ya muy poco (caballo en la mesa de autopsias,
donde se mide el funcionamiento de la mente
para recordar aquello que habríamos pedido: un viaje
a la yoni + una nube de clavos + un método sanguíneo
para medir la muerte a campo traviesa). Nunca nos amó lo bastante
como para variar la dirección de un hilo soviético
en la basta del pantalón de un muerto. En rigor,
al verla y al verme oírla y verla, una estrella vieja
se enreda entre los dientes, como una pasta
donde se mezclara grasa de cerdo y cemento por fraguar
(no lo podíamos decir frente a ella, pero era necesario
lavarse la boca hasta que queden sólo las encías expuestas
o un ánima con la cabeza gritando en la esquina
de una habitación a oscuras). Láminas donde el ejército rojo,
tras construir un gulag cerebral para un evangelista trashmetal,
hace una rabieta infantil y viaja a instalar su dominio
hacia el país de Berryman (en su caso, más bien, de bush, el georgie)
en un apartamento construido con fichas de dominó
y un amor que esperamos module la cordillera de golfistas neuróticos
que empollan huevos con anagramas demasiado torpes en su cabeza.
Ya empieza el veranito (hacia dentro de cada cosa
hay miles de estaciones que desconocemos) y la micromuerte,
como dije, tiene el rostro de alguien conocido. Prólogos
a un aroma que mata si se lo espera mucho, pero,
en rigor, toca las cuerdas de un violín usado en una pieza
donde las particelas estaban escondidas en un arcón vulgar
de venta en un almacén de artículos con gran descuento.
La interpretación se hizo de memoria y con una serie de notas
que se volvían insultos indecibles como un puntillista
del arte bruto o una ópera compuesta para caja de zapatos.
Sospeché que mi divorcio era un día redondo, aunque observo
hendiduras en ciertas regiones de la esfera, pero mañana será un día
como anterior a éste: volver supo siempre a aduana de la noche,
a un libro tallado a mano que sólo debe leerse
como (falsas) telepatías de ocasión.
La despedida no puede ocurrir, si ya fue antes,
donde los ojos se vieron (vez primera) por el cristal
de un niño muerto (¿sólo ella lo sabe?) que ahora sobrenada
las preguntas que no tendrán lugar y no tuvieron. 

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