MUESTRA POÉTICA
de algunos títulos que aparecerán en la tercera edición del SumpaVive2013, bajo el selloMARIMACHAS CARTONERAS, en la colección REINAS&DIVINAS:
2.- Juan José Rodinás - SIMPÁTICA PERSONA RECICLABLE
TANGO DEL DIVORCIADO
Hay
días en que la muerte se explica sin suceder & no sucede
aún
y todavía sin proyectos, como un caballo rojo
afuera
de un hipódromo demolido hace muy poco.
Bajo
el mismo precepto de quemar árboles y reses,
la
mujer que nombramos ayer no reside en su nombre
(donde
los enjambres de avispas inundaban los párpados).
Algo
como un sol se ha quebrado y aparece, seudopaisaje,
estrella
weirdo, actriz secundaria de película indy,
delgada
como nunca & brillos falsos. Bienvenida persona
que
no amamos o ya muy poco (caballo en la mesa de autopsias,
donde
se mide el funcionamiento de la mente
para
recordar aquello que habríamos pedido: un viaje
a
la yoni + una nube de clavos + un método sanguíneo
para
medir la muerte a campo traviesa). Nunca nos amó lo bastante
como
para variar la dirección de un hilo soviético
en
la basta del pantalón de un muerto. En rigor,
al
verla y al verme oírla y verla, una estrella vieja
se
enreda entre los dientes, como una pasta
donde
se mezclara grasa de cerdo y cemento por fraguar
(no
lo podíamos decir frente a ella, pero era necesario
lavarse
la boca hasta que queden sólo las encías expuestas
o
un ánima con la cabeza gritando en la esquina
de
una habitación a oscuras). Láminas donde el ejército rojo,
tras
construir un gulag cerebral para un evangelista trashmetal,
hace
una rabieta infantil y viaja a instalar su dominio
hacia
el país de Berryman (en su caso, más bien, de bush, el georgie)
en
un apartamento construido con fichas de dominó
y
un amor que esperamos module la cordillera de golfistas neuróticos
que
empollan huevos con anagramas demasiado torpes en su cabeza.
Ya
empieza el veranito (hacia dentro de cada cosa
hay
miles de estaciones que desconocemos) y la micromuerte,
como
dije, tiene el rostro de alguien conocido. Prólogos
a
un aroma que mata si se lo espera mucho, pero,
en
rigor, toca las cuerdas de un violín usado en una pieza
donde
las particelas estaban escondidas en un arcón vulgar
de
venta en un almacén de artículos con gran descuento.
La
interpretación se hizo de memoria y con una serie de notas
que
se volvían insultos indecibles como un puntillista
del
arte bruto o una ópera compuesta para caja de zapatos.
Sospeché
que mi divorcio era un día redondo, aunque observo
hendiduras
en ciertas regiones de la esfera, pero mañana será un día
como
anterior a éste: volver supo siempre a aduana de la noche,
a
un libro tallado a mano que sólo debe leerse
como
(falsas) telepatías de ocasión.
La
despedida no puede ocurrir, si ya fue antes,
donde
los ojos se vieron (vez primera) por el cristal
de
un niño muerto (¿sólo ella lo sabe?) que ahora sobrenada
las
preguntas que no tendrán lugar y no tuvieron.
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