miércoles, 26 de junio de 2013

Raúl Heraud


Lima, 1970. Licenciado en Psicología. Premio Hermandad Latinoamericana, Argentina, 2006, ha publicado entre otros, “El arte de la destrucción”, Buenos Aires 2006 “Orange ode” Lima 2009, “La  flor de la locura”, Santiago de Chile 2011, “Restos”, Lima 2011 “La piedra elemental” Guayaquil, 2012, además de antologías sobre poesía peruana y latinoamericana, su libro Orange ode fue musicalizado por el cantautor peruano Carlos Alberto Cárdenas, actualmente trabaja en la realización de un cortometraje titulado El vuelo de Ícaro. Ha participado en festivales internacionales de poesía tanto en Perú como en Argentina, Brasil Cuba, Estados Unidos, Ecuador y Chile.  


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Beatriz en el infierno

Tú eres lo único que me queda dentro de esta ciudad habitada por cadáveres, un susurro que se extingue al llegar a mi orilla, tu recuerdo es como la resaca de una vida que anhelo, como el olor de tu sexo por las mañanas al despertar; quisiera poder abrazar tus labios, perderme en tu cuerpo como si se tratara del infierno de Dante; en las calles hombres rezan a los pies de dioses muertos, suplican por sus almas, yo sueño con encontrar en tus labios la fe que perdí; mujer  que posaste tu ternura sobre mi pellejo enfermo, que inyectaste en mí el veneno de la vida, acuéstate por última vez a mi lado, si por la mañana no despierto, deja tus extrañas flores sobre mi tumba

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Orange ode

Frágil Dios,
cuando la parábola del niño y su madre muerta te alcanzaron
tras esa nube psicotrópica
de sueños obsesivos
tu vida discurría sobre una especie de danza mortecina
lejana
como la destructiva música que fluye por mis venas.
Había un cielo
y un infierno también
para ocultarte de los prestidigitadores
del horror que te significó haber nacido
el cadáver gótico detrás de los cristales
fue tu “ad finitum”
sombra que convirtió lo real en reverberación constante
máquina mesiánica de suicidios colectivos
art voyeur desde el otro lado del mundo
observando la ambigua otredad
el grito primal del no nacido
el mar anverso donde Artaud
agoniza aún en el manicomio de los vivos:
“TODO CUANTO ACTUA ES CRUELDAD”
y mi memoria coagulada por choques eléctricos
así lo revela…
por eso nada existe
excepto la precariedad de tus sentidos
aferrados al espejo
leves y vigilantes
como tus ojos locos sobre el vacuo mundo
como tus manos abruptas y disímiles
desde la abisal orilla…
ahora,
dime Raúl
quién
eres

tú?

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